domingo, 30 de noviembre de 2008

Un gran pianista (update)

Mi querido Alain Planès, sorprendido por este video, que hasta él mismo había olvidado, me rectifica: esta grabación no fue realizada en los Estados Unidos a finales de la década del 70, si no en Alemania a principio de los años 80 por la televisión alemana.

Merci beaucoup mon cher Alain!

martes, 25 de noviembre de 2008

Un gran pianista

Mi querido Alain Planès, gran pianista a pesar suyo, quizás desconozca que alguien a colgado en Youtube esta maravillosa interpretación suya de la Sonata para violin y piano en La Mayor, Op. 47 "Kreutzer" de Beethoven. Esta es quizás la más célebre sonata para violin y piano del genial compositor, así como también la más larga (alrededor de 40 minutos). Aquí les dejo con el primer y segundo movimiento: I. Adagio sostenuto. Presto / II. Andante con Variazioni. Este segundo movimiento no aparece totalmente, pues esta cortado casi al final. Al parecer este video viene de una vieja grabación realizada en los Estados Unidos, durante su período en ese país a finales de la década del 70.
Alain Planès, músico de extrema sensibilidad comenzó los estudios de piano en Lyon, su ciudad natal a la edad de cinco años y tres años más tarde tocaba el piano acompañado por una orquesta. En su período norteamericano tuvo el privilegio de trabajar con músicos tan prestigiosos como Pressler, Sebök, Primrose y Starker; con éste último ofreció durante mucho tiempo una serie de conciertos en los Estados Unidos y Europa. Es un honor para mi tenerlo entre mis amigos, hombre fiel, artista noble.
Una gran reverencia para Dylana Jenson, bravo!




Dylana Jenson (violin) Alain Planès (Piano), Sonata para violin y piano en La Mayor, Op. 47 "Kreutzer" de Beethoven. I. Adagio sostenuto. Presto


Dylana Jenson (violin) Alain Planès (Piano), Sonata para violin y piano en La Mayor, Op. 47 "Kreutzer" de Beethoven. II. Andante con Variazioni.

El contratenor y la ópera barroca

Para la Reina Isis, con quien comparto la pasión por la música barroca.






Andreas Scholl canta el aria Va tacito de la opera Giulio Cesare de Haendel. Royal Danish Theatre de Copenhagen, 2005.

Giulio Cesare, atto I, scena 9

Cesare

Va tacito e nascosto,
quand’avido è di preda,
l’astuto Cacciator.
E chi è a mal far disposto,
non brama, che si veda
l’inganno del suo Cor.

Va tacito…

Giulio Cesare (1724)

Estamos ante una de las más grandes óperas escritas antes de Mozart. Para su estreno Cuzzoni cantaba Cleopatra y Senesino, Julio César. El aria cantado por César, Va tacito, se desarrolla durante una visita de éste último a Tolomeo. En realidad, Tolomeo tenía la intención de matar a César, pero éste, preparado para lo que pudiese ocurrir, canta un aria metafórico.







Andreas Scholl interpreta el aria Vivi Tiranno de la opera Rodelinda de Haendel, dirigida por William Christie. Glyndebourne, 1998.


Rodelinda, atto III, scena 4

BERTARIDO

Vivi, tirano,
io t’ho scampato;
svenami, ingrato,
sfoga il furor !

Volli salvarti
sol per mostrarti,
ch’ho di mia sorte
più grande il cor…

Vivi, tirano…








Andreas Scholl y Anna Caterina Antonacci en el duetto Io t'abbraccio de la opera Rodelinda de Haendel, dirigida por William Christie. Glyndebourne, 1998.


Duetto di Rodelinda e Bertarido

Io t’abbraccio
E più que morte, aspro e forte,
è pel cor mio questo addio,
che il tuo sen dal mio divide.
A mia vita,
ah mio tesoro, se non moro,
è più tiranno quell’affanno,
che dà morte, e non uccide.

Io t’abbraccio…

Rodelinda (1725)

Esta ópera fue representada por primera vez en febrero de 1725. Después de la decimocuarta representación fue interrumpida a causa de la enfermedad del castrado Senesino. El aria Vivi, tirano fue agregada junto a otras tres más en diciembre de ese mismo año, cuando las representaciones fueron retomadas. Senesino cantaba el personaje de Bertarido, verdadero rey de Lombardía, destronado por Grimoaldo y declarado muerto, al mismo tiempo que éste último cortejeaba a Rodalinda, mujer de Bertarido. Hacia el final de la ópera, Bertarido salva la vida de Grimoaldo, justo en el momento en que un ambicioso lugarteniente se dispone a asesinarlo mientras dormía. Bertarido deja entonces bien claro que su acto no representa ningún tipo de afección para con el usurpador de su trono. Grimoaldo, sensible al gesto de Bertarino, decide devolverle mujer y trono al rey lombardo.